cassette II

La era digital, sin embargo, me trajo otras maneras de manipular la música. Más allá de la posibilidad que me brindó de acercarme a mil cosas que antes no había tenido posibilidad: en la linea de antes, la cantidad de discografías que completé que todavía me faltaban, o inclusive escuchar bandas que me habían quedado en el tintero; encontré un nuevo hobbie a partir del crecimiento exponencial de la música en mi vida, que fue tratar de ordenar todos en cds, cuando tenía que backupear la máquina.
Y ahí, medio por comodidad, especulando qué cosas podría querer escuchar con qué otras al poner un mismo cd, y medio por mis genes, así también lo hicieron mi padre y mi hermano mayor: empecé a armar compilados.
Este es el momento en el que más de uno se debe estar riendo. ¡¿compilados?! sí, bueno, resulta gracioso, pero es mi gran hobbie.
Armarte un cd, prepararte unos temas, buscar coherencias extrañas entre las cosas, armarle un cd con temas lindos a alguien, que le puedan transmitir algo cada uno en particular, y el todo en su conjunto.
En esta parte de la historia entra la secuencia musical que me faltaba: el rocanrol. Porque verdaderamente entré de lleno a la era virtual escuchando mi querido y añorado rocanrol, que tantos placeres me ha dado. No sé si casualidad, o qué, pero fue armando entre todas esas bandas y banduzas unos pares de cds, que aprendí el arte de comerte horas y horas escuchando cada canción, para ver dónde ponerla, cómo armarlo, qué poner y en qué orden.
En algún momento fue mi papá comprando cada disco para grabar un tema en un cassette, luego mi hermano armando un cd con temas bajados de internet, yo más bien me armaba y armo mp3, o dvds, con temas sueltos o discos enteros.
Siempre encontré el placer en la variedad, y eso es lo lindo que tienen los compilados, escuchar cosas distintas, pero todas en una misma línea, nada desubicado.