viernes, 31 de diciembre de 2010

omnisciente II

No voy a mentir: a mí me comió la velocidad de la vida del siglo 21. Soy una víctima más de la cruel máquina de velocidad. Soy uno más de esos que corren atrás de la vida, permanentemente. Soy, por definición, uno de esos. Pero como tales, muchos de aquellos, soy parte de ese grupo que se le despejó un tanto la cabeza. Soy parte íntegra de aquellos que corriendo detrás de la vida, no frenaron a tiempo cuando esta puso un stop, y se la comieron de cara. Como chocarse contra el piso cuando caés, como darte de panza cuando te zambullís.

Me hice mezcla entre tantas ganas y tantos quehaceres, y encontré entonces algunas soluciones propias, que trato de compartir. Soy un profeta de mi día a día, constructor de mi pasos. Aprendí a ser feliz porque quiero ser feliz, y estar triste porque quiero estarlo. A cada paso dado concientizarlo, y vivirlo intensamente como si fuera lo más importante que me va a pasar en la vida. Vivir mi vida como una película, y no querer perderme ni una escena.

Soy el que quiso concientemente modificar su medio, pero para eso busca primero modificarse a sí mismo, soy el que recibe y transmite, desde el corazón para el alma y muchas vueltas más. Soy el que trabaja cada día por un yo y un mundo mejor, juntos y por separado. Soy el que intenta iluminar a quienes lo rodean, sacándose desde su pecho una bola de energía; quien amasa esa bola de energía, quien la concentra y la libera, suelo ser yo. Genero mi especialidad, genero mis ganas, genero mi papel y mi casillero en esta historia, porque hace rato me resigné a no tener la facilidad de tener un destino claro conciso y único en la humanidad. Me dispongo a construir, a mantener, a caotizar y vivir. Soy la omnipotencia de ser mi todo, mi principio y mi fin, y la fragilidad de ser un nadie más en la historia, de ser insignificante.

Soy el conjunto de todas las sensaciones inevitables que no trato de evitar, y de todos los sentimientos que quiero sentir, por la experiencia que eso me da. Soy intenso, pero pacífico. Soy lento, pero no dormido. Soy reflexivo pero no espiralado. Soy íntegro pero no unificado.

Aprendí entre todas las cosas, que el azar existe, que no todo es manejable. Pero decidí no ser, entre todo lo que soy, esclavo. Decidí decidir sobre mi vida y qué hacer con eso que me toca, decidí no someterme a los caprichos del destino, de la vida, de las circunstancias y situaciones. Decidí ser quien soy, porque me tocó vivir lo que vivo. Decidí ser feliz, aun cuando no estoy contento cuando estoy triste. Decido, concientemente, con ímpetu y fortaleza, mantener mi espíritu con humor, cada día.

sábado, 25 de diciembre de 2010

cosas que me aburrí de pensar en.

¿Qué es el duelo? ¿Cuánto dura?
¿Me gusta la biología? ¿Qué voy a hacer después? ¿A qué me quiero dedicar?
¿Me da la vida para volver a estar tantas horas en la facultad?
¿Volveré a militar? ¿En qué creo? ¿Cuánto pongo?
No quiero morirme solo, quiero enamorarme.
¿Me enamoraré? ¿Estoy destinado a espantar a la persona que me enamore?
Extraño a mi papá.
Soy idiota.
¿Cómo se ayuda a una familia?
La homosexualidad
¿Cómo darle a esta entrada una impronta menos "a los 13"?

jueves, 23 de diciembre de 2010

navidad

Me gusta la navidad. Me gusta la navidad, principalmente, por el cambio de look de la ciudad. Me gusta ir caminando a la noche y ver lucecitas en los balcones, las ventanas, ver arboles gigantes con lamparitas de colores, diversas versiones de papá noel, el arbolito en los palieres de los edificios. Me encanta, me parece que en realidad es super peculiar, aunque estamos acostumbrados a que así sea.
Está realmente bueno que haya una época del año en la que todo el mundo diga: vamos a ponerle alegría a la movida. Ese es mi segundo motivo por el cual me gusta la navidad. La felicidad, globalmente hablando. La navidad, y las fiestas, dan ganas de desear felicidades, salud, y cosas que naturalizadas son la nada, pero si lo hacemos conciente, es un deseo de lo más lindo. ¡Y qué simpático es que uno desee mucho a mucha gente que sea feliz! ¡y lo diga sin ser un loco hippie acribillable! ja!
Me gusta la navidad porque en mi familia nos juntamos y la pasamos bien. Me gusta regalar y recibir regalos, simplemente porque pinta.
Me chupa un huevo que sea el nacimiento de jesús, me genera dudas de por qué navidad es ahora, y recién una semana después empieza el año, si jesús ya nació; es medio extraño, pero no me termina de parecer pertubador.
Me chupa un huevo la gilada que se dice de la navidad, o que a los rockeros, los lindos o los hippies no les guste la navidad.
A mí me gusta la navidad.
Lo que no me parecemuy bien es que no la hayamos latinoamericanizado, eso sí me molesta. Osea es irrisorio pensar a papá noel, con su súper traje y su barbota, viniendo para acá, con 40 grados de calor. Ponele que tenga un trineo con aire acondicionado, a lo sumo, pero ni aun así, osea, cada vez que se baja a dejar un regalo lo atacaría el golpe de calor. Estaria bien, como imagen, que existiera un papá noel, así viejo qué sé yo, pero de playa, elegante, no digo ojotas, unas sandalias bien paradas, no digo musculosa, un chalequito rojo, simpaticón, navideño.
No soluciono aún cómo reemplazaríamos el pino de navidad, porque un potus me parece bastante poco atractivo. Pero bueno, si cambiamos el papá noel, todo bien con el pino.

sábado, 18 de diciembre de 2010

tengo que aprender a fingir más

y a no mostrar lo que siento.

martes, 14 de diciembre de 2010

omnisciente.

Este es mi método, cortito y al pie, que salga como tenga que salir. Hace rato que el método del desmétodo es lo que me viene caracterizándome, así como la fascinante capacidad de hacer entender cosas que ni yo entiendo. No, no estoy insinuando nada, no digo más que lo que estoy diciendo, no soy tan brillante como para tener un trasfondo pensado, son puras casualidades. Y eso, que estás pensando, que te estás insinuando, es algo que en vos late, y vos te tenés que hacer cargo. Solo sé de decir sin pensar, de escribir sin planificar, de actuar sin premeditar. Y como resultado obtengo, en cada minuto, errores y consecuencias, como aciertos y virtudes, que no sabía tener. Es el jueguito permanente de si soy transparente, o soy aparente, el cual, una vez más, sale porque sale, y depende de algún que otro factor climático.

Me obligué en algún momento a decir lo que tenía para decir, nunca callarlo. Pero aprendí en el camino a silenciar algunas cosas, y otras disfrazarlas. A algunas, simplemente, ponerles toda la retórica que necesitan para ser escuchadas con más firmeza, y finalmente están aquellas que son dichas con la mayor crudeza necesaria, y de ahí su efecto particular. Confundir, acaso, un tipo de oración con la entonación equivocada, o viceversa, es de los grandes errores que pueden cometerse cuando se manejan entre tantas cosas.

lunes, 10 de mayo de 2010

argu mental

Tengo tanto en el pecho, como bola, de energía, como maraña, de angustias. Tengo en el centro de mi cuerpo como mariposas, de enamorado, como fantasmas, del miedo. Y que me tiran de los cuatro puntos cardinales, y la dirección para adentro y para afuera. Pero suma de vectores nula, y la única dirección es este centro, del cual parten y al cual llegan todas las cosas que algo de mí tienen o tendrán. Que si voy cuando vuelvo o vuelvo cuando voy, no es que diga que me contradiga, pero no sigo una coherencia. No es que busque que entiendas mi línea argu-mental, ni siquiera pretendo que le prestes atención a todo lo que digo, simplemente espero que te entretenga la melodía que trato de armar con cada palabra que derramo sin más. Me encuentro en el medio de un camino que no estoy seguro de si empezó o está terminando, estoy en el medio, un permanente medio, un permanente camino, que en vez de pensarlo como un algo, prefiero pensarlo como un todo, y el todo no empezó, ni termina.

martes, 13 de abril de 2010

justo vos
justo yo
justo acá.

0% destino
100% casualidad.

y está bien que así sea.

martes, 9 de marzo de 2010

Me levanté pensando en cuántas veces uno, y cuánto tiempo yo o cualquiera pierde en. Es todo un asunto ponerse a contar entonces, esos momentos en los que uno se siente que no está perdiendo nada, o también esos momentos que uno busca perder, pero volver a encontrar, no de esos que los perdés, para no encontrarlos nunca más, y que dios te ayude. No es que quiera decir que es una avalancha que corre sin parar y me pisa la cabeza, pero tampoco es que uno tenga la potestad de decidir hasta cuándo sí.

sábado, 30 de enero de 2010

Día 19 de enero 2010

Nos levantamos temprano, aunque no tanto como queríamos, razón por la cual no nos fue posible ir al Bayo. Desayunamos twisros (que habíamos rescartado que andaban regalando en el centro el día anterior) con el dulce de Sandra. Debatimos un poco, y definimos ir a la cascada del Inacayal, particularmente porque no enteramos que esa zona estaba habiendo conflictos con los mapuches, y queríamos enterarnos.
Nos compramos unas cositas para almorzar, y preguntando y preguntando, encontramos el sendero.Llegamos a una casita mapuche(habiendo pasdo ya su respectivo puesto policial). Nos recibieron muy amablemente unos diez mapus, hombres y mujeres de diversas edades.
A los mapuches los viene comiendo las avanzadas privatistas en el sur hace tiempo ya. Ahí particularmente el conflicto era con un tal Fischer, que tenía un par de negocios. Más allá del turismo y construcción(van a construir unas cabañas para los ratis y la gendarmeria), el interés principal, al parecer, está en la exlotación del agua. El día anterior habá sido uno de los tantos enfrentamientamientos. Balazos de goma y de verdad, inclusive estos últimos salidos del arma del mismo Fischer, refugiado entre la yuta.
Y allá estaban los mapus, resistiendo las avanzadas, sin poder trabajar, luchando contra el complot del gran capital, los gobiernos de turno, las fuerzas represivas, y hasta los hospitales que los daban por muertos antes de muertos.
(...)

jueves, 28 de enero de 2010

que.

Que si hace tres meses, y que si hace yo, que si hace la pose, o hace el cuerpo. No sé cuánto de cada poner y ni cuánto de todo evitar.

Ya todo ha tomado tanta coherencia que va perdiendo la magia del no entender ni poder catalogar. Sin querer etiquetar, busqué la etiqueta en un millón más de cosas de bazar. Pero siempre la pose, siempre el cuerpo. En el tren, que pocas veces pisé, o en la selva, de siempre de cada día, en navidad, en verano, en invierno, en el día del amigo.

Que la alacena, que el sol, que los vitrales, que los alienígenas, los dinosaurios y puercoespines, que las alcantarillas. Es todo una ensalada de lo mismo, y casi siempre manejarse por citas.

Que me interesa el amor y me interesa el odio, que me interesa la razón y el instinto, que está en el entrecejo, me dijeron. que cuando me sincero, después pienso que pensaba que me sinceraba y estaba mintiendo una vez más, que entonces pienso que me miento al pensar que mentí, y entonces creo que eso es la sinceridad. Y siempre el mismo círculo que no sé dónde empieza, y cuál es el final. El atari de culpas entre la droga y la psiquis que me ataca a cada noche y no me deja terminar de cerrar las ideas. Que si está en mi o en una caja. Que si está en mí, o en mi cama.

Cuánto de cielo, cuánto de suelo, cuánto de subsuelo, mantener con celo alguna especie de mezcla de especies que me den a la concentración perfecta. Que preguntar, sin responder, que responder sin saber a qué pregunta. Que inventar preguntas y facilitar respuestas, que todo tiene un análisis, y darle cuerpo a la mente, para que viaje se mueva, para que se materialice y sea vida. Buscar entre sus rasgos algún atisbo de humanidad que defina lo que estemos planificando para ese momento. Si viaja y se mece, o si viaja y está apretado, si está por escapar, o si está estallando en su lugar, nunca terminé de entender, y no me queda muy clara tampoco la relación entre una y otra. Una vez más, el eterno de quién la empezó, y no me importa, si solo quiero que lo terminen. O no. Pero supongamos que sí, y ¿eso sería lo que estoy buscando? ¿O eso es

lo que estoy buscando evitar?

¡Claro! Es ese ligero límite entre ser aburridamente explícito, darle una vuelta de tuerca, o hacer cosas innecesariamente. El retrato de cada día que me levanto y miro y pinto, y cada momento aportar una pincelada más a lo que venimos planificando. Y de vuelta a la misma gira, de vuelta a la misma carretera.

Pero son ya demasiados minutos de planteos, ¡vaya conclusión! ¡Siempre son demasiados los minutos!, y mejor ni me pongo a contar los segundos, o menos.

Entre rendijas se desliza lo último que me queda de cadenas, para dar paso a las más espléndidas aventuras de mi mente.

lunes, 25 de enero de 2010

viajar.

Es la sensación de volver a la ciudad que me mata. Hoy vuelvo y miro, y vuelvo a mirar, mi cuadra mis calles, mi barrio, la ciudad que es mi cotidianeidad en todo el año, hoy tiene otra cara, que es la cara del fin de un viaje, la cara del calor que me parte la cabeza, y la humanidad que me come a cada paso sobre el asfalto hirviendo, y al mismo tiempo es la faceta de mirar a la ciudad con otros ojos, disfrutando encontrarla como ajena y propia, encontrarla como siempre, todo en el mismo lugar, pero sorprendentemente distinto. Mi habitación que está tal como la dejé, parece hoy distinta, más luminosa y grande que nunca.
En el camino de qué me di cuenta? Probablemente las grandes enseñazas que adquirí tengan que ver con las necesidades que uno puede tener, y diferenciar de ellas las ganas de, o las pretensiones extra. Saber que no hacen falta más que dos pies y un pan con dulce para poder ser feliz caminando por la mismísima inmensidad. Creo que la palabra que ocupó mi cabeza todo el viaje fue "inmensidad"; uno vive acá, que no puede ver más allá del edificio que tiene en frente, y eso es la totalidad, y es por eso que uno es tan grande y avasallante en las ciudades, es por eso, creo, que uno es tanto más artificial que natural. Frente a la inmensidad de las montañas y los lagos, uno no tiene más remedio que entregarse a ser parte de ese equilibrio perfecto, para que no te coma la naturaleza y te devaste. Eso es lo que nos hace perder la ciudad, nuestra condiciones de naturales, de resultado de equilibrios de las cosas, que por ignorarlos, permanentemente terminamos rompiéndolos sin querer queriendo.
No es necesario volver y decir, dejo de bañarme porque pintó el hipismo, no, no creo que venga por ahí la cosa, al menos para mí. Sino, de volver y darse cuenta de que está bueno aprovechar lo que se tiene, hacer uso de esas comodidades que nos han llegado en suerte, pero conciente de que también podrían no estar. Pero qué otra me queda, si en la ciudad, en eso se basa la vida, no? Es otra perspectiva de la vida.
Viajar, siempre hace bien viajar, ser otra persona, perderse a sí mismo entre las cosas, ser lo que haya que ser para ser uno, pero sin ser más ni menos que nada. Viajar, aventurarse, creerse capaz de subir, porque nunca uno se puede caer de una montaña. Viajar, conocer otras cosas, y vivir ese momento, sin pensar en lo que cada viajero carga en su mochila, simplemente ser esas personas que se cruzan y comparten un momento, y ojalá lo recuerden como yo lo recordaré. Viajar para ser, de ser sentado, parado, caminando, mirando el sol o la tormenta, el lago o la montaña, de ser, mientras todo es en nuestro entorno.
Lleno de energía entonces, hoy me siento, a sacar conclusiones, a recordar con una sonrisa, a sentir bbronca por estar de nuevo en la ciudad y el calor, pero ante todo a vivir el año, y pensar y pensar, en que habrá miles de viajes más, en lugares increíbles, con los mejores compañeros de ruta, como han demostrado ser mis hermosos amigoshermanos.
Salud viajeros vagabundos de todas partes! Salud compañeros que viven buscando, de viaje o en sus casas, los caminos más lindos para andar! Salud a aquellos que disfrutan los caminos las llegadas las partidas y las vueltas!